sábado, 2 de julio de 2016

LOS RESULTADOS DEL 26J


Deseamos comenzar resaltando, como hecho que nos parece más destacable, que los resultados de las elecciones del 26J muestran un giro importante en la trayectoria de la izquierda o, dicho con más precisión, de quienes desean un cambio en las políticas destructoras que venimos padeciendo en los últimos tiempos. Nos referimos a la inflexión en la curva ascendente de los anteriores resultados de Podemos y las confluencias, integrados ahora en la alianza “Unidos Podemos”.

Intentaremos buscar algunas de las causas de la situación creada, y aproximarnos a las posibilidades que hay para salir de este atasco, que va camino de convertirse en endémico. Todo ello sin caer en lugares comunes, en lo que se convierte en vulgar, aunque todo lo que nos están contando encierra una cierta carga de intencionalidad, como suele ser habitual.

Contra todo pronóstico, La coalición  Unidos Podemos (UP) ha perdido más de un millón de votos respecto a la suma de los obtenidos por IU y Podemos en las elecciones del 20D. La opinión más razonable es que la mayor parte de los votantes de IU no han asumido tal unión, derivando, en gran medida, su posición hacia la abstención. Decimos esto porque hay una notable coincidencia entre la bajada de votos de la alianza y el aumento de la abstención, respecto a los resultados de 2015. Evidentemente, en la pérdida de UP también habrán influido otros factores de menor envergadura. Además, algunos de los  que incondicionalmente votaban a IU han votado a otros grupos minoritarios. Es prácticamente imposible hacer un cálculo preciso del trasvase de votos de unos grupos a otros. Una parte importante del electorado de IU es un colectivo enrocado en el fracaso, aferrado a una pseudoideología desdibujada que nada tiene que ver con la idea comunista de los años de la clandestinidad.
Por otro lado, el valor absoluto de la suma de la variación de votos de las otras tres formaciones (PP, PSOE y Ciudadanos) es, prácticamente, cero. El resto de los partidos mantienen, más o menos, los mismos resultados que en la anterior convocatoria.
Las pérdidas de PSOE y de Ciudadanos (C’s) vienen a coincidir con la subida del PP, ascenso que resulta realmente asombroso si lo observamos desde la óptica de la razón. Pero estos resultados han sido así, el “triunfo” del PP,  porque, como hemos dicho en otras ocasiones, no se ha producido la ruptura con el régimen anterior, es decir, con la Dictadura fascista. Vivimos, pues, en una “democracia” otorgada y débil que mantiene gran parte de los elementos de aquella ominosa etapa de represión, persecución, cárceles y tortura. Todo ello ha dejado una huella indeleble en amplios sectores sociales que han sobrevivido a ese tiempo, con una evidente influencia sobre otros grupos de gente más joven. Todos ellos, y muchos más, son víctimas de la demagogia, de la mentira, de la manipulación, de la infamia y de la intoxicación provocada por los medios de comunicación, lo que se traduce en miedo, inseguridad, confusión, fanatismo o, fundamentalmente, ignorancia. En estas circunstancias, sólo el tiempo evitará que el apoyo al PP sea tan masivo.
En una primera aproximación al análisis de los resultados podemos comprobar, si son verdaderos los datos que nos proporcionan relativos a la estructura socioeconómica de este país, que más de un millón de parados han votado al PP, en el supuesto caso de que los votantes en tal situación se hayan repartido en relación al porcentaje obtenido por cada partido.  Cinco millones de parados multiplicado por el 33% obtenido por el PP, y por el 0,7 de la participación, proporciona un resultado de 1,155 millones. Pero hay más, una buena parte de los precarios y de la clase obrera ocupada también han llenado las urnas, apoyando al citado partido. Un partido que no defiende sus intereses, sino todo lo contrario: paro, precariedad, reformas en contra de sus intereses, recortes en los servicios públicos, en las prestaciones por desempleo, etc. Sólo un pequeño sector vota en consecuencia, aquellos a los que beneficia el PP, aquellos que, con generosidad, podemos cuantificar en torno al cinco por ciento.
Si bien es cierto que se ha producido un frenazo en el ascenso de Podemos, engrosándose la abstención, la situación global, es muy parecida a la del 20D: el aumento de 14 diputados del PP son casi coincidentes con la suma de los que han perdido PSOE y Ciudadanos (5+8), ambos defensores de los mismos intereses que el PP. Sin embargo, todo apunta a que ahora la situación es como quieren los de arriba, o, al menos, creen que esta situación les favorece. Cierto es que el principal objetivo se ha cumplido: dejar fuera del debate político a Unidos Podemos. El candidato del PP, ahora, parece dispuesto a asumir el nombramiento para ser investido. ¿Hay algún acuerdo que nos ocultan, a pesar de la masiva y machacona información de los medios de comunicación?  Parece que lo que espera el  PP es el apoyo de Ciudadanos y la abstención parcial del PSOE, o eso es lo que se trasluce, aunque, como veremos, la solución no parece tan fácil. ¿Podría ser que todo fuera una falsa euforia de los conservadores para encandilar a la sociedad, y hacerle ver que esta es la única solución?

Los mass media cumplen su papel. Ya casi nadie anuncia un posible pacto del PSOE con la izquierda, aunque, si se hacen bien los números, podría ser. En este país, las matemáticas han sido casi siempre una materia rechazada, cuando no aborrecida. La suma de 85 de los socialistas más 71 de UP, es de 156 (antes el PSOE se conformaba con 130) cifra superior a los 137 del PP. Si Ciudadanos mantiene su negativa a dar su apoyo al PP, si sigue Rajoy u otros de su cuerda, parece lógico que se abstuvieran si se lo pidieran los socialistas, a tenor de su anterior pacto. Por lo que mostraron este tiempo atrás, los nacionalistas se abstendrían sólo en el caso de un acuerdo orientado hacia la izquierda, mientras que se manifestaron antes, y lo siguen haciendo ahora, en contra del apoyo al PP, lo que, realmente, le complica un poco más las cosas. Ya dijimos que, en esta diversidad de opciones, los nacionalistas jugarían un importante papel.
Por lo tanto, si se mantienen las posiciones que declaran los demás grupos, el PP se vuelve a quedar solo con sus 137 votos, insuficientes tanto en la primera vuelta como en la segunda.
En consecuencia, tal vez a los de arriba les haya cegado, simplemente, el estancamiento de UP, y las cosas no sean todavía como a ellos les gustaría. A nuestro juicio, perdura la incertidumbre, y nadie, con sensatez, se atreve a asegurar, sin que apostemos por ello, que no vayamos a otra nueva convocatoria. 


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